Ya nada parece sorprender a los aduaneros cuando se trata de descubrir escondites para contrabandear droga, porque los traficantes se han especializado en desarrollar ingeniosos sistemas para ocultarla al ingresar o salir del país.

Ejemplo de lo anterior es lo que les sucedió a los funcionarios de Aduanas que trabajan en el aeropuerto internacional de Santiago, los que durante las últimas semanas han detectado varios intentos de enviar cocaína líquida a Europa, camuflada como vino blanco, en elaboradas botellas con etiquetas de reconocidas marcas nacionales. De esta forma, ya han decomisado casi cuatro kilos de cocaína, la que tenía como destino España.

Otro de los casos llamativos se descubrió al revisar un hermoso y aparentemente inocente libro de cuentos, entre cuyas páginas se camuflaba poco más de medio kilo de cocaína, la que también tenía como destino España.

En tanto, en la avanzada El Loa, en el límite entre las regiones de Tarapacá y Antofagasta, aduaneros descubrieron a un ciudadano chileno que traía más de un kilo de cocaína, escondida en una caja de jugo de naranja.

La droga, que venía muy bien envuelta con huincha adhesiva transparente, fue detectada al fiscalizar el equipaje de mano del pasajero de un bus proveniente de Iquique y que tenía como destino la ciudad de Tocopilla.

Entre todos los hallazgos, se decomisó un total de 5,8 kilogramos de cocaína.