El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) desarrolló una guía para el diseño de programas que permitan gestionar de manera sistémica los riesgos que pueden afectar a las cadenas de valor, base de la actividad productiva. En América Latina y el Caribe, se han dedicado varios programas para mejorar su desempeño, pero en general, se han enfocado en algún elemento de las cadenas, de manera atomizada.
Sin embargo, debido a la interdependencia de los actores y los procesos, riesgos tales como operativos, de crédito, de capacidad y los sistémicos, suelen estar interconectados entre los distintos eslabones de la cadena.
En 2015, 40% de las empresas sufrió algún tipo de disrupción en su cadena de valor, y datos del Foro Económico Mundial dan cuenta que las disrupciones pueden reducir hasta un 10% el valor de una empresa. De hecho, la inadecuada gestión de un riesgo ha llevado a paralizar toda la cadena de valor, causando pérdidas millonarias.
La aplicación de la metodología se presenta en tres fases que incluyen la identificación y la selección de las cadenas de valor, el mapeo de las cadenas y sus riesgos, y el diseño de un programa de gestión de riesgos, a través de una combinación de instrumentos de apoyo financieros y no financieros. Para cada una de las fases se proponen actividades y materiales de apoyo.
Este instrumento puede ser de utilidad para los actores del sector público que trabajen en las áreas tales como los desarrollos económico, territorial, productivo, del sector privado o de sectores específicos; o con el fortalecimiento del acceso a financiamiento, de la planificación y la promoción de exportaciones, de las inversiones y con la facilitación del comercio.